Al parecer, los dos multimillonarios de la tecnología acordaron a finales de junio enfrentarse en un “combate en jaula”. Zuckerberg está entrenado en artes marciales mixtas y el director ejecutivo de la empresa matriz de Facebook, Meta, publicó a principios de este año que había completado su primer torneo de jiu-jitsu.
“La pelea entre Zuck y Musk será transmitida en vivo a través de X”, escribió Musk en una publicación el domingo en la plataforma. “Todos los ingresos irán a organizaciones benéficas para veteranos de guerra”.
Musk había comentado antes el domingo que estaba entrenando para la pelea levantando pesas.
“No tengo tiempo para hacer ejercicio, así que me las traigo al trabajo”, escribió Musk.
Aún está por ver si Musk y Zuckerberg llegan a enfrentarse en Las Vegas, sobre todo porque Musk suele tuitear sobre acciones antes de tiempo o sin cumplirlas. Pero incluso si su acuerdo de combate en la jaula es una broma, ha llamado la atención.
Todo empezó cuando Musk, propietario de X, respondió a un tuit en que se informaba que Meta estaba preparando el lanzamiento de un nuevo rival de Twitter llamado Threads. Se burló de que el mundo estuviera “exclusivamente bajo el pulgar de Zuck sin otras opciones”, pero entonces un usuario de Twitter advirtió bromeando a Musk del entrenamiento de jiu-jitsu de Zuckerberg.
“Me apunto a un combate en la jaula si él también”, escribió Musk.
Los representantes de X, Meta y Ultimate Fighting Championship, propietaria del lugar donde podría celebrarse el combate, no respondieron a los correos electrónicos en busca de comentarios.
La iniciativa de Musk de transmitir la pelea en vivo a través de X se debe a su intención de convertir la plataforma en una “plaza digital”. Sin embargo, su muy publicitado evento de lanzamiento de Twitter Spaces en mayo con el gobernador de Florida Ron DeSantis anunciando su candidatura a la presidencia tuvo problemas técnicos y un retraso de casi media hora.
Musk afirmó que los problemas se debían a la “sobrecarga” de los servidores por el gran número de personas que intentaban escuchar el evento, que sólo era de audio. Pero incluso en sus momentos más álgidos, el número de oyentes registrado fue de unos 420.000, lejos de los millones de espectadores que atraen los anuncios presidenciales televisados.